"¿Qué es un niño adoptado?"
Me contaban el ejercicio práctico de una educadora queriendo explicar a sus alumnos el problema de la “adopción”, algo de lo que, por otra parte, hablamos muy poco. Les mostró una foto. En ella había un niño con un pelo totalmente diferente.
Alguien dijo: “ése es un hijo adoptado".
La profesora la pregunta: ¿Y qué es para ti ser adoptada?
La niña respondió: La adopción es que tu mamá te lleva en el corazón y no el vientre.
El adoptado no es hijo del vientre. Es hijo del corazón. Por eso, el adoptado es hijo únicamente del amor. Así es también nuestra adopción de "hijos de Dios". Dios no nos engendró en su vientre. Dios nos engendra en su corazón. Somos hijos de Dios por su amor.
Con la adopción humana sucede algo parecido.
La mamá que nos adopta no nos llevó en su vientre.
Pero nos engendró en su corazón. Sintió que en su corazón había amor suficiente para los hijos de su vientre y también para los otros. Por eso la adopción no es algo que deba humillar a nadie.
El hijo adoptado es el mejor monumento a la gratitud del amor. A la generosidad del amor. A la verdad del amor.
Más hijos caben en el corazón que en el vientre.
El corazón es más grande que el vientre, por más que el vientre gestante abulte más.
Dada la triste realidad de “tantos hijos del vientre” como vemos cada día, ¿no tendríamos que hacer una campaña de adopción para que ellos lleguen a ser “hijos del corazón”.
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