De niña siempre tuve las rodillas raspadas y
alguna que otra herida y moretones en el
cuerpo, quizá por inquieta, quizá por tener la
piel frágil y delicada, no lo sé pero la piel llena
de moretones aún la tengo, las rodillas ya no
están raspadas y la piel no tiene heridas, esos
raspones y heridas ahora las traigo en el interior,
quizá por inquieta, quizá porque al igual que
cuando niña, todo lo hago con intensidad; no se
dar a medias, no se amar a medias, no se
entregar mitades ni pedazos rotos...
Ya es tiempo de sanar, ya es tiempo de
recibir recíprocamente, ya es tiempo de ser
correspondida, de ser amada, de ser valorada
y de cosechar... Ya es tiempo de saber si mis
semillas fueron a tierra fértil o a tierra estéril,
ya es tiempo de darme cuenta si sigo dando o
me guardo para mí lo mejor ...
Quizás sea tiempo de mi, de abrir mis alas,
de recorrer mi camino, de rasparme las rodillas
luchando por mis sueños y de tener heridas
por entregarme por completo al amor....
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