1 Silencioso.
No nos ofrece ni sus sensaciones o emociones positivas ni negativas en relación con el tema tratado, se lo guarda para él, al igual que otras opiniones. Suele reflexionar mucho sobre la situación en la que está, nos estudia y ve cuáles son nuestras características principales.
Lo bueno:
Ser simpáticos, amables e interesados por entenderles, conocer sus necesidades y deseos, utilizando para ello preguntas cerradas, facilitando el Sí o No como respuesta y utilizando la comunicación no verbal para reforzar y potenciar cada una de nuestras palabras.
lo malo:
Si nuestro interlocutor habla poco o no dice nada, podemos pensar que no nos escucha y optar por elevar la voz. No debemos hacerlo porque no nos escucha. Si se anima a hacer algún comentario nunca le interrumpiremos, evitando del mismo modo largos silencios o pausas incómodas.
2. Indeciso:
.Nos encontramos ante individuos que tienen muchas dudas y suelen ser inseguros, de modo que requieren mucha atención y dedicación para fijarnos en ciertas reacciones ante determinados estímulos que pueden recibir por nuestra parte. Suelen ser personas que siempre buscan muchas opciones para evitar el arrepentimiento, por ejemplo, a la hora de adquirir un producto en un comercio.
Lo bueno
No es recomendable presionar ni imponer un punto de vista determinado, sino que es mejor fomentar la tranquilidad, la confianza con palabras que promuevan la cooperación, la empatía y el ofrecimiento claro de escucha. Es conveniente ofrecer información sobre los temas en los que notamos su interés, atrayendo su atención y resumiendo de vez en cuando los puntos más interesantes, desde la tranquilidad y promoción de sinergias.
Lo malo
Hacerle sentir que su indecisión es extraña, que es un bicho raro. No son personas a las que les guste ser el centro de atención, porque esto aumenta su nerviosismo. Esto nos hace ver que no debemos ser excesivamente concretos en nuestros comentarios. Si desgranamos un tema especifico hasta el final, corremos el riesgo de que la comunicación se estanque y el interlocutor no nos preste su atención.
Ser simpáticos, amables e interesados por entenderles, conocer sus necesidades y deseos, utilizando para ello preguntas cerradas, facilitando el Sí o No como respuesta y utilizando la comunicación no verbal para reforzar y potenciar cada una de nuestras palabras.
lo malo:
Si nuestro interlocutor habla poco o no dice nada, podemos pensar que no nos escucha y optar por elevar la voz. No debemos hacerlo porque no nos escucha. Si se anima a hacer algún comentario nunca le interrumpiremos, evitando del mismo modo largos silencios o pausas incómodas.
.Nos encontramos ante individuos que tienen muchas dudas y suelen ser inseguros, de modo que requieren mucha atención y dedicación para fijarnos en ciertas reacciones ante determinados estímulos que pueden recibir por nuestra parte. Suelen ser personas que siempre buscan muchas opciones para evitar el arrepentimiento, por ejemplo, a la hora de adquirir un producto en un comercio.
Lo bueno
No es recomendable presionar ni imponer un punto de vista determinado, sino que es mejor fomentar la tranquilidad, la confianza con palabras que promuevan la cooperación, la empatía y el ofrecimiento claro de escucha. Es conveniente ofrecer información sobre los temas en los que notamos su interés, atrayendo su atención y resumiendo de vez en cuando los puntos más interesantes, desde la tranquilidad y promoción de sinergias.
Lo malo
Hacerle sentir que su indecisión es extraña, que es un bicho raro. No son personas a las que les guste ser el centro de atención, porque esto aumenta su nerviosismo. Esto nos hace ver que no debemos ser excesivamente concretos en nuestros comentarios. Si desgranamos un tema especifico hasta el final, corremos el riesgo de que la comunicación se estanque y el interlocutor no nos preste su atención.
3 Reflexivo.
Buscará información amplia y objetiva sobre el tema tratado. No suele decantarse por una u otra posición con facilidad, sino que estudia diversas opciones y decide.
Lo bueno:
La paciencia es muy importante en este caso. Aportaremos la información que dispongamos de forma objetiva y completa, nos adaptaremos a su ritmo y, si es preciso, le dejaremos pensar ofreciéndole el tiempo que necesite para la retroalimentación.
Lo malo:
La prisa es una mala consejera, y con este tipo de personas más. Por lo tanto, no presionaremos para que decidan una u otra posición, no les interrumpiremos cuando hablen y nunca dejaremos que se pongan nerviosos por nuestra culpa o ganas de acabar.
4 Tímido.
lo bueno:
Hay que aumentar la seguridad de estas personas, aportando y reforzando los datos positivos, los consejos y todo lo que pueda ayudar a que la persona se sienta cómoda y liberada. Intentaremos que la comunicación se lleve a cabo en un ambiente tranquilo, sin nadie cerca, ofreciendo la unión optima entre comunicación verbal y no verbal, ya que por ejemplo los gestos permitirán que establezca contacto visual con nuestros brazos y manos, teniendo así un punto de referencia que ayuda al fomento de la seguridad en ese momento.
Lo malo:
La mirada fija en busca del reto es muy desaconsejable, al igual que acercarnos a su espacio vital o interrogarlo delante de otras personas.
5 Conversador.
Le gusta hablar de cualquier cosa; da igual el tema tratado inicialmente. Seguramente saltará de uno a otro continuamente. Requieren mucha atención y tiempo, ya que pueden pasar de un tema a otro sin problemas, aunque siempre se interesan y tienen en cuenta lo que el interlocutor les expone.
lo bueno:
Buscaremos focalizar la atención hacia lo que deseamos comunicar y los objetivos de la comunicación, resumiendo periódicamente los puntos principales en relación al tema que nos ocupa. Las opiniones de otros individuos (amigos, compañeros de trabajo...) son muy tenidas en cuenta.
lo malo:
Hemos de procurar que su entusiasmo no decaiga. No debemos mostrarnos cansados o abatidos y evitaremos discutir, sobre todo en asuntos personales.
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